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III Calcenada - 07-08-2004
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Después de tres meses de pensar en hacer esta prueba popular de mas de 100 km por pistas alrededor del Moncayo, tras horas de revisar los mapas y las altimetrías, tras un sábado recorriendo los primeros 40 km y tras unos 400 km de entrenamiento pensando en esta prueba, pues mañana es el gran día. Preparativos; quedar con Diego y Sergio poco después de las 6 en Malanquilla para acercarnos hasta Calcena, colocar todo lo necesario en dos mochilas y poner a punto finalmente la bici y el coco. El reto es acabar, pues no mas allá de 60 son los km que suelo hacer y habitualmente en solitario. Ya solo queda dormir y madrugar.
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Poco después de las 7 llegamos a Calcena. Ambientazo betetero: todo son bicis por la carretera que discurre a lo largo de esta animosa población que está en fiestas. En las piscinas nos dan los dorsales, 397, 398, 399 y un suculento desayuno. Sin prisas todo el mundo se va colocando en un pelotón multicolor. Sobre las 9, nos saludan unos gotarrones frios a la vez que un cohete es la señal de salida. Los primeros 6 km hasta Purujosa discurren por carretera que asciende ligeramente. Los primeros parecen tener prisa por enfrentarse a la primera subida al Collado del Tablado. Nosotros vamos calentando hasta llegar al desvío a la pista de tierra. Algunos van pedaleando con una alegría que nos parece desmesurada y en las primeras rampas avanzan con rapidez. El día será largo. Cuando las rampas se hacen duras de verdad empiezan los primeros resuellos, algunos que ya pinchan, otros que echan el pie al suelo y tienen que andar. El collado se hace esperar pero por fin llegamos. Mis dos compas ya me han sacado un km que recupero en el primer avituallamiento: 5 minutos de beber, estirar, comer algo, una foto y vamonos. Ahora es una larga bajada hasta Borobia, con zonas de regueras, barranqueras y las primeras caídas, sin consecuencias, y reventones. Ya no hay un pelotón sino una alargada fila colorista a lo largo de la ruta. Borobia queda atrás sin parar, tomando dirección hacia Cueva de Agreda.
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Tras una zona sin dificultad, se llega a un llano con laberínticos cruces agrícolas, bien resueltos por la organización con unas señales inequívocas. En Cueva nuevo avituallamiento: agua, barritas, refrescar con la fuente y hacia el Collado del Canto Hincado, la cota más alta de la ruta: alrededor de 1500 m que se realizan en dos duras aunque no muy prolongadas rampas. Otra pequeña parada para beber comer fruta y de nuevo en la bici en descenso largo y continuado, con nuevas caidas y reventones. Poco antes de tomar una zona de asfalto, estoy a punto de besar un pino: dos pedruscos en una rodada me hacen botar, rebotar, rebrincar y… con suerte volver a la rodada. Detrás de mi una exclamación de huy, huy huy… Dentro de mí un golpe de adrenalina y luego relajamiento tras salvar la caída. En ese momento, Diego y Sergio, que bajan como motos se pierden carretera adelante. Bajo a 60 km/h, sin nadie por delante ni por detrás, y no los veo. Entro en San Martín: limite a 40. Me van a multar por exceso de velocidad. Continuo por el pueblo, salgo a una ancha carretera y empiezo a descender ahora completamente solo, hasta que pasan 4 ó 5 km sin ninguna señal. Me paro y ante la duda inicio la vuelta. Me encuentro con otro despistado que baja también en solitario. Tras llegar a San Martin me recuentro con los dos colegas tan panchos en el avituallamiento. Como habían preguntado a algunos y nadie había visto ninguna caída ni reventón, pues pensaron que me había quedado cogiendo flores por el camino, pero no sólo estaba haciendo 10 km más de paseo. Ahora hasta la comida en Litago nos quedan unos 10 km que un repetidor de la prueba nos dice que son de toboganes rompepiernas y que el pasado año dejó a muchos en la cuneta. Tenía razón hay que tomarselos con paciencia o si no se atragantan.
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Por fin comida y descanso, tras más de 60 km. Pasta con trozos de fruta, bebida, embutido, y fruta. Mientras un buen montón que van echando las bicis al camión escoba. Se volverán en bus a Calcena. Nosotros nos encontramos bastante bien. Tras reposar un ratito que se hace corto, decidimos reemprender la marcha y pasa factura la comida durante los primeros km y las primeras rampas. Poco a poco te vas resignando a meter el plato pequeño en rampas que normalmente no lo necesitas y con sube y bajas continuos, cambios de dirección y el paso cerca de Añón nos dirigimos a Talamantes. Una fuerte subida poco antes de llegar nos obliga a andar casi un km con la bici a Diego y a mí. Sergio no se baja de la bici, está muy fuerte. Por fin llegamos a Talamantes. Allí nos encontramos con Antonio que lleva 20 km andando. Nos surgen algunas dudas: Diego ha sentido un poco de pájara y además nos avisan que hasta el Collado de la Tonda quedan todavía unos km de fuerte subida. Finalmente nos decidimos a seguir y efectivamente la subida es durilla pero con paciencia llegamos al collado y al avituallamiento. Ahora es todo una fuerte bajada, en la que sufrí el único pinchazo que tuvimos en toda la jornada, hasta llegar a la carretera, en donde han colocado un chiringuito con cerveza de barril. Estos de la organización están en todo. En este último tramo vamos adelantando a los andarines mas rezagados y ya vamos siendo pocos los de la bici. Por fin, cinco km mas de carretera y llegamos a Calcena, tras casi ocho horas y media encima de la bici, una hora más de paradas y más de 100 km. Luego ducha fría, relax en la hierba de la piscina, andarines y bicicleteros que todavía llegan a la meta, música de charanga, cervecita, ensalada, paella multitudinaria para el pueblo y participantes… Finalmente no nos encontramos ni con Antonio, Miguel, ni Luis Garchi.
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BUENO UN DÍA ESTUPENDO PASADO EN MUY BUENA COMPAÑÍA Y CON MUY BUENAS SENSACIONES. REALIZADA EN GRUPO ES RECOMENDABLE PARA REPETIR.
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Carlos A. - 10 de Agosto de 2004
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